Cuando acabamos el bachillerato perdimos el contacto después de ser amigas desde 3º de primaria. Un año después de acabar el primer curso de la carrera ella decidió irse a Finlandia, como siempre había soñado. Intercambiamos algún mensaje, me envió una postal. Y tres años después de la última vez que nos vimos ella me escribió para pedir una tarde y un café. Y vinieron a casa y padecieron con los mosquitos pero disfrutamos de contarnos qué había cambiado, con qué soñábamos ahora.
Y algún día, nosotros iremos a Finlandia.
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