Después de un viaje en autobús, tren y metro y una caminata llego al teatro. Compro la entrada y espero impaciente a que comience el movimiento. Al fin podemos pasar al interior del teatro. Madres, padres, tíos, hermanos, abuelos... todos se agolpan en la entrada.
Una vez situados los niños empiezan a subirse al escenario y a los palcos desde los que cantarán. Todos los familiares mueven ansiosos las manos para que su niño les vea mientras éstos buscan impacientes a quienes les han venido a ver.
Empieza... tic, tac, tic, tac...
Y mi angelito canta entre los 700 niños. Hasta parece que la oigo cantar...
Nos reímos con los monólogos de los actores...
Y una hora después nos ponemos en pie para aplaudir a los artistas.
Ha valido la pena.
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